En 1947 se
oficializaron las hasta entonces llamadas “Escuelas Argentinas” y aparecen con
el nombre de Escuelas Profesionales,
con creaciones en toda la provincia.
Aproximadamente
en el año 1948 comienza a funcionar la denominada “Universidad del Trabajo”, en
horario nocturno, en local de la Escuela Primaria Nº 5 “T. Espora”, ubicada
en las calles 1 y 38 de La Plata. Al oficializarse en el año 1951, pasa a
denominarse “Escuela de Capacitación Nº 1”. En ella se dictaban cursos diversos, de uno a tres años de duración,
entre los que se encontraban: Electricidad, Mecánica, Dibujo Técnico,
Telegrafía y Construcciones.
En esta
ultima en que los egresados obtenían el diploma de “Constructores”, se ensayó
una ampliación en dos años, para obtener el título de “Maestros de Obra”,
intermedio entre “Constructor” y “Maestro Mayor de Obras”, título este que solo
se obtenía en los Ciclos Superiores de las Escuelas Industriales de la Nación.
Este título Mayor de Obras tuvo dificultades en el ejercicio profesional, por
cuanto no se compatibilizaba con las exigencias del Consejo Profesional de la Ingeniería
para su habilitación. Como consecuencia de ello, su vigencia se limitó a un
solo egreso.
En el año
1955 se disuelve esta Escuela de Capacitación y sus cursos pasan a ser dictados
en Escuelas Profesionales de la Provincia. Algunos de los docentes quedaron en
el ámbito provincial y otros pasaron a desempeñarse en Escuelas de Capacitación
Nacionales, dependientes en aquel entonces de la Comisión Nacional de
Aprendizaje y Orientación Profesional.
Por entonces,
en la provincia ya funcionaba el Departamento de Escuelas Profesionales y
Escuelas Fábricas, el que tomó su máximo impulso con la conducción del Prof.
Tuano Bernaola, como Jefe del
Departamento y el Ing. Carreras como Inspector General. En ese periodo se
elaboraron planes de estudio actualizados, conformándose comisiones para cada
especialidad, que el suscrito integró.
Debe
destacarse que las Escuelas Fabricas desempeñaron un rol importante en la
preparación profesional, ya que la formación general humanística y técnica, se
agregaba una gran actividad práctica, convirtiéndose en escuela de producción. Una de ellas se estableció en Chascomús con la
especialidad Carpintería. En la
misma, con la mano de obra de los alumnos aprendices, se ejecutaban bancos
pupitres y mobiliario para las escuelas. La otra, ubicada en Don Bosco, partido
de Quilmes, era textil y se producían telas para uniformes de la policía de la
Provincia. A pesar del éxito, en pocos años dejaron de funcionar. Para ese
entonces se mantenían las Escuelas Profesionales (Orientación Vocacional), con
numerosos cursos, normalmente vespertinos, que cubrieron una franja educativa
profesional muy importante. Entre otras se dictaron las siguientes
especialidades: Mecánica del automotor, Electricidad del automotor,
Instalaciones eléctricas, Construcciones, Dibujo mecánico, Dibujo de
construcciones, Telegrafía, Contabilidad, Dibujo artístico, Corte y confección,
Bordado a mano, Dibujo publicitario, Mecánico dental, etc.
Entre los
años 1957 y 1958 se creó el “Centro de Análisis e Investigación para la
Enseñanza Técnica”, cuyos integrantes profundizaron el estudio de los planes y
programas, elaborando las bases para que en el año 1960, con el impulso del
entonces Ministro de Educación, Dr. Ataulfo Pérez Aznar, se creara la primera
Escuela Normal Técnica del país, ubicada en la calle 48 entre 8 y 9 de La Plata
(cursos nocturnos). Su finalidad era abarcar el perfeccionamiento, con cursos
de un año de duración y de formación del docente técnico de enseñanza práctica
en tres años.
Con la
dirección del Prof. Jorge Calderón y Vice dirección del Prof. Gabriel Asenjo
Escuela Normal Técnica y un grupo de destacados y entusiastas profesores, entre
los que se encontraban la Prof. Dra. Catalina Antelo de Husson, Ing. Pfluger,
Prof. Leonor Derosa de Bacigalupo, Prof. Medina, Prof. Sra. De Sangiácomo, Ing.
Aníbal Rimoldi, y otros, junto a un selecto grupo de Instructores de Taller,
con la Jefatura del Sr. Loto, se encaró el dictado de cursos en las áreas de
“Ciencia y Técnica”, a la que concurrían ingenieros y técnicos de ciclo
superior, “Cultura General”, destinada a adaptar al medio técnico a profesores
de cultura general, e “Instructores de Enseñanza Práctica”, destinado a
técnicos y personas de oficios diversos, para los talleres de enseñanza
práctica de las escuelas técnicas.
En todos los
casos concurrieron docentes del ámbito Nacional y Provincial, como así también
potenciales postulantes al ingreso a la Enseñanza Técnica. En el área de
Instructores de Enseñanza Práctica, se dictaron cursos completos de tres años
de duración, al cabo de los cuales se obtenía el título de docente que
priorizaba su postulación en el ingreso a la docencia técnica, para
desempeñarse en esa especialidad. Cabe acotar, que el año siguiente de la
puesta en marcha de la Escuela Normal Técnica, el Consejo Nacional de Educación
Técnica, implementó los cursos de Profesores para Enseñanza Técnica, tomando
como base la experiencia en el ámbito provincial. La Escuela Normal Técnica
desarrolló métodos de enseñanza práctica que marcaron rumbos para una nueva
forma de aprendizaje. Las “Series Metódicas”, en los que se estudiaban tiempos,
secuencias y conocimientos básicos, modificaron la forma tradicional de la
enseñanza práctica y trascendieron el ámbito provincial.
En la década
del 70, por falta de presupuesto, dejar de funcionar la Escuela Normal Técnica,
la que indudablemente, con lo demostrado hasta entonces, tenía una misión muy
importante para el mejoramiento de la enseñanza técnica.
En el año
1961, se crea en la provincia la primera Escuela Técnica Industrial, a la que
se le adjudica por tal circunstancias el Nº 1 y posteriormente el nombre de “Valentín Vergara”. La Dirección y Vice
dirección fueron encomendadas a los mismos docentes que ejercían esas funciones
en la Escuela Normal Técnica, por extender la experiencia obtenida en la que se
llamó Escuela Piloto.
La
planificación general estuvo a cargo del cuerpo directivo mencionado y se optó
por modificar el concepto de formación de técnicos imperante hasta entonces en
el orden nacional.
Se
programaron dos ciclos, el básico y el superior, con tres años de duración cada
uno. El básico perseguía la doble finalidad. Por un lado la implementación de
asignaturas humanísticas tradicionales, con las bases para una promoción al
ciclo superior y por otro, la formación de oficios, con una asignación entre
doce y quince horas de taller semanales. En el primer año, los mismos eran
rotativos: Carpintería, Hojalatería y Ajuste Manual.
En el segundo
y tercer año, donde los alumnos con la participación del departamento de
Orientación Vocacional y los padres, que integraban la familia de la escuela,
habían optado por la especialidad, desarrollaban las actividades propia de las
mismas.